Los únicos seres del planeta que morimos y resucitamos al instante. Nos crearon en una taberna llamada “La Ola”.

Los humanos que nos beben en forma de caña opinan que es la mejor cervecería de Madrid, y los periódicos.

Notamos cómo las papilas gustativas del cliente, al atravesarlas, brillan de satisfacción como un arco iris enamorado de nuestro sabor.

Al descender por su gargantas, ésta, de repente, a modo de saludo, se convierte en un tobogán de suaves paredes por el que nos deslizamos mientras el consumidor ríe contagiado de nuestra alegría.

Al final, en el estómago, encontramos seres que nos reciben con un aplauso, un circo con sus elefantes, su forzudo y sus payasos, en nuestro honor, pues les estamos haciendo pasar un magnífico rato. Al instante resucitamos en otro vaso y el respetable nos trasiega y vuelta a empezar en la rueda de la felicidad.

Es un milagro que obra “La Ola”, con sus educados camareros y su respetable clientela, la que siempre se divierte. Y dale que te pega en el mundo de la ilusión conjugada con la cerveza.